CARTEL

 MEDALLA

 

 CAMISETA

MOTOROCÍO, 95

 

¡ Lección de Humildad !


Sobre las once horas, circulaba por la nacional Valencia-Alicante (por supuesto en moto) con la intención de pasar el fin de semana en el chalet de mis suegros en Moraira, cuando saliendo del pueblo de Ondara (Alicante), pude dislumbrar a lo lejos una moto con sidecar. Como quiera que son bastantes difíciles de ver dichos vehículos, aceleré la marcha a fin de cogerlo y ver qué moto era y como era. Pero a medida que me iba acercando, mi cara empezó a reflejar sorpresa, puesto que no había nadie conduciendo la moto, no tenía manillar alguno. Mi sorpresa se transformó en asombro, cuando me pude colocar a refugo de dicho "aparato" y comprobé que el vehículo en cuestión no era una moto con sidecar, como se entiende normalmente, sino que era un atalaje y en el mismo iba colocada una silla de ruedas sobre el que se montaba un auténtico MOTARD (con mayúsculas), quien conducía la moto desde ese sitio. No podéis ni imaginar hasta que punto se me puso la carne de gallina al ver a ese motorista conduciendo de esa forma. Como os indicaba antes, yo creía que nadie podía superar mi amor por las motos, pero después de ver a este compañero, no dudo que lo que él siente por las motos supera en mucho lo que yo siento por las mismas. Quizás incluso su minusvalía física fue producida por algún desgraciado accidente en moto, no lo sé; pero si fuera así, aún multiplicaría por cien mi orgullo y aprecio hacia él por demostrarme, no sólo a mi, sino a todos los que amamos este maravilloso mundo de las dos ruedas, hasta donde puede llegar la pasión de alguien por lo que le gusta, en este caso las motos.

Gracias, querido y anónimo amigo Motard, por demostrar a todo el que te ha visto, que no existe limites a lo que uno quiere, que sólo se necesita quererlo con fuerza, pues reconozco que si me hubiera encontrado en tu caso, por mucho que me gustaran las motos, difícilmente habría llegado hasta donde tú lo has hecho. Que Dios te conceda larga vida para que puedas seguir disfrutando muchos años de ese maravilloso artilugio de tres ruedas que te llevaba a ti y a tu silla de ruedas por nuestras carreteras. Me has dado una auténtica lección de humildad.

 

 

Juan Antonio Vivar Peris

Valencia


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