CARTEL

 

 

 MEDALLA

 P I N

 CAMISETA

MOTOROCÍO, 92

 

¡ COMPRATE UN COCHE !


Ahí estaba yo, en la cama del hospital, con una rodilla hecha un mapamundi y sintiéndome idiota por la manera estúpida de caerme. Metí la rueda en uno de esos baches con gasoil que pago con mis impuestos para carretera. No iba muy deprisa; eso y el bendito casco (una vez más hay que insistir. ¿Tanto cuesta entender que hay que usarlo siempre?), hicieron que todo quedara en un susto, unos puntos de sutura, algún tiempo en taxi y poder contarlo a los amigos. Mis colegas venian a verme, los compañeros de Solo Moto me mandaban las revistas y mi novia me hacía más carantoñas que de costumbre. Así que dentro de lo malo, lo hubiera llevado bastante bien, de no ser por los bienintencionados, amigos, parientes y conocidos que insistían en repetirme: " bueno, ya has aprendido la lección. Ahora supongo que te comprarás un coche".

Siempre he sido bastante corto de entendederas, pero no acabo de asimilar la lección que he aprendido: ? Que no hay que meter la rueda en baches aceitoso?. ¿ Que nuestra red de carretera asegura una buena cantera de enduristas?. ¿ Que contribuir no da derecho a exigir?. ¡¡ Ah, ya se !!, que si voy en moto me puedo caer. Bueno, lo tengo asumido. Y creo que bastante más que otros asumen sus propios riesgos. Por eso, conduzco con precaución, uso casco y si no lo veo claro no paso. El resto, depende del azar, de la casualidad, la providencia y el ángel de la guarda o qué se yo. Uno se va a bajar la basura, tan tranquilamente, resbala por las escaleras y ¡ pum ! la rodilla, peor que la mía. Y estoy seguro que nadie va y le dice: "Bueno, ya has aprendido la lección, espero que nunca más volverás a bajar la basura". Y por supuesto nadie espera de quien ha sufrido un accidente con su coche, que no vuelva a conducirlo más.

Pero de motocicletas, sí. Nuestros bienintencionados amigos, parientes y conocidos, suponen inmediatamente que el golpe habrá servido para abrirnos los ojos, que nos dejaremos de una vez por todas de caprichos moteros y nos compremos el seguro y confortable coche, con el que se producen más accidentes y más diversos en edad de los accidentados y en causas, que de moto. Pero esto ya es, harina de otro costal. No se trata, por supuesto ni de banalizar algo tan serio como los accidentes, ni tan comprensible preocupación de familia y amigos hacia un ser querido que ha sufrido un percance. Se trata de, eso sí, de desdramatizar algo como la peligrosidad de las dos ruedas. Nada, ningún ingenio humano, es bueno o malo en si mismo. Lo hace bueno o malo, el uso que se le da. La moto no es peligrosa. lo peligroso son algunos motoristas.

Y hay una segunda eterna cuestión. Desbordados por la evidencia de todo lo anterior, mis amigos, parientes y conocidos, suelen replicar: "de acuerdo el problema está en los demás. ¿Que pasa si circulando tú con toda prudencia, te enrollan?. Pues resulta que a los accidentes se les llama accidentes, precisamente por esto. La posibilidad de ser víctima de la imprudencia o de la ignorancia de los demás, se da también en otros momentos de la vida, no sólo en los que tienen lugar encima de una moto. Se pude ser embestido por un camión al ir a comprar el pan, atropellado por un automovilista borracho paseando el perro o ser descalabrado por un autobús urbano volviendo del trabajo. Y eso sin contar los accidentes domésticos, los laborales y los deportivos. Así que tampoco acabo de entender porqué resulta que es sólo yendo en moto cuando corremos peligro.

Supongo que nada de lo dicho aquí, servirá para que cambien de opinión los amigos, parientes y conocidos que piensan que deberías comprarte de una vez el coche, pero al menos, te habremos proporcionado algún argumento con el que justificarte, más allá de la pura pasión por la moto, algo que para algunas personas es incomprensible.

Y recuerda; si no has tenido nunca ningún susto, enhorabuena. Sigue así, con prudencia y casco. Y si por casualidad, estás convaleciente de algún percance motociclista, ánimo de parte de toda la redacción de Solo Moto 30, a recuperarse pronto para seguir disfrutando, también con casco y prudencia, de ese maravilloso placer que llamamos ser motorísta.